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Duelo migratorio

  • coincidir1
  • 1 jun
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 3 ago

Es una reacción emocional esperada ante un cambio vital significativo que va más allá de cambiar un espacio físico residencial, sino que involucra muchos más cambios a los que se les puede atribuir la calidad de pérdidas por obligarles a desapegarse de sus costumbres para estar en condiciones de alcanzar la adaptación en el nuevo entorno con el que sienten desconexión.

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La migración puede representar la búsqueda de mejores oportunidades por movilidad laboral para desarrollo económico, pero también puede derivar de desplazamientos masivos por el empobrecimiento, la desnutrición, el deterioro de las condiciones de salud pública, la huida de contextos de violencia o la necesidad de escapar de situaciones de persecución o conflicto.

 

La migración voluntaria tiene características de ambigüedad emocional por lo que complica su reconocimiento por parte del entorno y de quien lo padece, ya que oscila entre el deseo de explorar, conocer nuevos horizontes, motivación laboral para mejorar en calidad de vida y por otra la añoranza por lo perdido, la vivencia del desarraigo, culpa por haber “abandonado”, la necesidad de afianzase, construir comunidad y de reconstruir el sentido de pertenencia en un contexto nuevo y muchas veces hostil.

 

La intensidad, duración y recurrencia depende de diversos factores personales, laborales, económicos, climáticos, las condiciones del desplazamiento, el nivel de preparación para el cambio, la presencia o ausencia de recursos psicosociales disponibles, la distancia cultural entre el país de origen y el país receptor.

 

Sin importar si su motivación fue forzada o voluntaria el migrante se enfrenta a la percepción de un mundo que le obliga estar alerta ante cualquier eventualidad para ajustarse a las muchas demandas que se exige en diversos ámbitos:


- comprensión de normas nacionales, distritales, provinciales


- adaptación a los nuevos sabores y consistencias de los alimentos


- complicación con la diferencia de horarios para conversar con familiares y amigos


- añorar los paisajes, colores, olores, luminosidad, clima de la ciudad de origen


- no ejercer la profesión de la ciudad de origen


- apreciar diferentes estilos de música


- ser soporte del duelo sistémico que cursan sus cercanos con su ausencia


- integración social con nuevos hábitos y valores culturales


- modificación o pérdida simbólica o real de grupos de pertenencia con quien tenía vínculos afectivos 


- desuso de la lengua materna


- expresión de su religión


- pérdida del estatus social previo


- entender la diferencia cultural de la expresividad de las emociones


- posibles riesgos que amenazan la integridad física del migrante


- replantear identidad


- xenofobia (rechazo, hostilidad o exclusión en el país receptor) por prejuicios o racismo


- dificultad para encontrar vivienda o trabajo por prejuicios


- construcción de nuevas redes de apoyo


- el reto de lidiar con emociones desagradables como culpa, tristeza, nostalgia, aislamiento, confusión, soledad, inseguridad

 

Es posible que un duelo migratorio vaya acompañado de múltiples cambios o pérdidas concomitantes como divorcio, desempleo, fallecimientos de seres queridos, pérdida de salud. A mayor acumulación de pérdidas y menor capacidad de respuesta, la situación migratoria implica múltiples desafíos que son invisibilizados incluso por las propias políticas migratorias de cada destino, pero que comprometen su bienestar con implicaciones psicológicas importantes como incertidumbre del futuro con manifestaciones asociadas al estrés crónico que puede generar francos trastornos mentales como ansiedad o depresión en su premura por adaptarse a la nueva realidad.

 

Al ser una experiencia multidimensional se presenta de forma particular en cada individuo por lo que siempre viene bien un espacio especializado psicoterapéutico de preferencia en una intervención temprana para facilitar la adaptación a su nuevo entorno desde la resiliencia con el fortalecimiento ante la adversidad de una reconstrucción y resignificación identitaria.

 

Es importante mencionar que promover su comprensión y abordaje, resulta esencial para proteger la salud mental de las personas migrantes y fomentar su inclusión digna, empática y sostenida en las sociedades de acogida.

 
 
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